Pasa el tiempo.
La casa cerrada mantiene el espíritu intacto
La frescura de hace cien años
La paz con la que fue concebida
El adobe eterno contra sol y tormentas.
Permanece
Permanecerá incorruptible.
Los que estuvieron de paso,
dejaron su marca inconfundible.
Unas estampitas bien guardadas,
el hacha y madera
acumulada,
una plancha y un brasero,
un baúl colmado de fotos
algunas sepia, algunas borrosas
otras brillantes y nuevas.
una fusta hecha en casa,
aún cuelga al alcance de la mano.
Las sillas vacías que esperaban visitas
Y el polvo ...
El polvo parece no
encontrarlas.
Y aun con el calor insoportable
la ventanita pide agua y resiste,
el jardín abandonado
persiste y crea nueva vida.
Pasa el tiempo
rodeada de ausencias y
un silencio acostumbrado como
si para ella el tiempo no existiera
y nosotros solo fuéramos
un recuerdo que vive dentro.