En las últimas gotas del domingo
lío un cigarrillo.
Busco y encuentro
los viejos mapas
Rasguño la mochila
con la cámara y la cargo
como si ella fuera
mi único tesoro.
Busco y encuentro
ropa de montaña
el banquito plegadizo
que hizo mi tío,
acomodo la mesa que
hasta cabe en un bolsillo,
el equipo de mate,
un cuchillo las cañas
y una botella vacía.
En las últimas gotas del domingo
Abro los ojos y decido
No morir de sed
donde solo hay agua salada.
Navegando vi
torres nevadas,
lagunas sin fondo repletas de historias,
vi manos callosas y ojos tristes.
Tumbas olvidadas
Casas imprudentes
Perros comiendo perros.
Vi lunas blancas
Vi lunas negras
Vi con temor, la dualidad
de un cielo gris.
Vi mi reflejo
arrastrado como una hoja
Vi ríos como venas alimentando la tierra
y tuve la esperanza de ser
una herramienta más
para arreglar este mundo roto.
Ayer encontré una pluma
un mensaje una señal
era una pluma grande
parece pluma de Halcón.
Letárgica adorna mi escritorio
Ella se deja adorar una y otra vez.
Es una pluma pinta
con el cálamo gastado
y el estandarte entero,
reluce cuando la miras
tiene la tersura de un beso
y la atracción de un suspiro.
De ella se enamoró a espada
que habita en la ventana
siempre buscando el sol
poderosa sobre unas piedras
de cuarzos rosa y azul.
Se hizo amiga del singonio
que festeja la novedad.
Tierno verde próspero
no se decide a mostrar
sus hojas punta de flecha
ó mudarlas a corazón.
Lo cierto es que mirar
este cuadro de tres
que esta pluma vino a completar
me ha hecho pensar que
claramente yo estoy hecha
de espada pluma y corazón.
Era en el corazón del otoño, cuando las hojas se liberan y aprenden
a volar
Una medianoche húmeda y fría, de calles grises y silentes
Dibujadas por halos de luz que cada tanto huían a través de las
nubes oscuras
Cuando rara vez se podía vislumbrar el pálido resplandor de
la luna y
de las almas que como fantasmas deambulaban apenadas
sin mirarse
sin encontrarse
sin amarse.
Fue en ese otoño de manos enguantadas y narices frías
Cuando las estrellitas que se forman en el cemento inmutable
dieron destellos de luz en su mirada.
Fue en ese corazón de hojas que danzaban haciendo remolinos,
que lo vio
lo encontró
y lo amó.
No tengo sábanas blancas
para noches vacías.
Ni prisiones de mil hilos calurosos
Será que sueño sin ataduras.
Sera que me muevo mucho,
pero prefiero evitarlas,
como si fueran mortajas.
Dejé en mi patio una escalera
pintada de colores brillantes
y una enredadera la tomó de rehén
para regalarle cada primavera
mil flores dulces
mil flores blancas.
Espera ansiosa en un estante
una lámpara de lava verde,
a enfrentar mis eclipses
a desterrar sombras a un papel
que jugarán a ser palabras
y tal vez, solo tal vez
alguna linda historia.
Detrás del maquillaje
Los anteojos y los tacos
Sumergida sin que se note
acurrucada en mis adentros.
Permite que te acerques
solo hasta donde ella quiere.
Da mil vueltas en la jaula
Solo piensa en escaparse.
Detrás de las palabras
el labial y uñas pintadas
ronronea en cautiverio
la pantera que llevo dentro.
Se me caen las palabras
así como el árbol de la seda
pierde las flores, las vainas y las hojas;
constante sin mirar si alguna queda.
Se me caen los versos
inconclusos y desprolijos
como el nido del zorzal
que me viene a visitar.
Se me cae el tiempo y la sonrisa
Se me cae la vida
tan, pero tan de prisa.
Saltando entre piedras fuí,
Como si fuera un niño
Jugando a la rayuela
Con ansias de llegar al cielo.
Saltando entre piedras
talladas por la correntada.
Sigo el camino que cincela el río.
Sigo el camino del agua.
Siempre me he de preguntar
¿Porque se aleja el río y sus pañuelos?
Saltando entre piedras fui
Y me atrapó la noche.
Hoy solo he de caminar
en este valle fértil
que con el correr del tiempo
sembré entre suspiros.
En el tibio sol de abril,
no quiero barrer el
colchón
de hojas de los
fresnos dorados
esparcidas en mi patio,
sin antes ponerme a jugar
y comulgar con ellas
y su sutil voz de
silencios.
Ella desea morir y el destino
ni esa gracia le ha concedido.
El dolor de una vida solitaria
le atenaza el corazón y los sentidos.
El Dios al que le reza aún postrada
en silencio la ha abandonado.
Los pájaros que habitan los mistolares,
El viento entrando por la ventana,
el silencio de la siesta sagrada,
el fresco de la galería de adobe,
la danza continua del terebinto,
de la infancia esa acogedora paz
nos embriaga..
Un brazo dejó en un armario.
La lengua quedo en un cajón.
Las piernas en algún camino,
sus pedazos fueron regando
cualquier escondido rincón.
Esas pequeñas partes
de aquella enorme mujer,
se fueron deshilvanando
hasta que su recuerdo incluso
el viento olvidó.
Se perdió en una de sus cuitas
Preguntándose porque
no dejo que alguien la amara
tan solo por lo que es.
Una caída de chica
garabateó mi rodilla.
Tres puntos de cada parto
a veces se hacen notar.
Piedras no tan preciosas
tuve que desterrar.
Y un collar desprolijo
mi garganta desadorna.
Mi cuerpo tiene cicatrices
ya no duelen, en verdad
solo son marcas
souvenirs de la edad.
Las que duelen son las otras,
esas que no se ven.
Ah! Tengo tantas cicatrices!
No sé por dónde empezar,
quizás necesite un costurero
que me ayude a
remendar
este corazón hecho pedazos
simplemente por soñar.
El viento mueve las hojas y las vuelve plateadas
La danza acompaña al viento y contagia a los álamos
Los álamos custodian la ruta, cuidando a los caminantes
Los caminantes peinan la ruta, para que el viento pase
El viento pasa sin aporías y mueve las hojas
Él decía que nunca
un corazón triste
ganó una revolución.
Yo dije basta
Y el cursor se desplazó hasta perderlo de vista
el corazón se aceleró
Corrí la silla, levanté el culo y caminé
Inflé el pecho y caminé
Levanté la mirada y caminé
Caminé y enfrenté
Enfrenté y luche
Luché y entendí
Que un corazón triste
es la semilla
de cualquier revolución.
Elegía discordante
Él dijo ser,
el reflejo de mi voz
en el espejo.
Y el eco de los versos inconclusos
se deshizo en la eternidad.
El viento se llevó nuestros nombres
Fuimos náufragos y fuimos tabla
en un mar de oscuras oquedades.
Y fuimos fuego y fuimos canción
una plegaria que nadie escuchó.
Y fuimos del verano la tormenta
que a la pampa seca bonanza trae.
El reflejo de dos almas incompletas,
un espejo roto se volvió a fusionar
Fuimos sol y fuimos luna,
destellos detrás del
cristal.
Y fuimos mariposas en el estómago
Fuimos entrega y fuimos tempestad
fuimos verdad y frescura
descaro ilusión y locura
fuimos descanso y de a ratos
un tornado que
arrebata.
Una vez lo fuimos todo
O tal vez
no fuimos nada.
