No necesito luz, necesito fuego,
ese que nace de las entrañas.
El fuego de la valentía
que se esconde tras la necesidad.
Es que tengo esta tristeza vasta
como cielo despejado.
Tristeza de ojos curvados y mirada que se cae
Como canción de amor olvidado
Como luvia escurriéndose que no se detiene
tristeza blanca, que me llena
que me ahoga y no respiro
y se apaga el tiempo
acorralada y temerosa
de cada día que se avecina
Tengo este dolor instalado en el alma
que hace llorar a los ángeles
que duele en todos
lados,
porque es el tiempo
el que me abandonó.