El alba me descubre semi desnuda;
desnuda y silente, casi despierta, casi dormida;
ardiente y jugosa, entregada toda,
al placer de los espasmos,
y de la locura.
Nos guía el timón de los instintos mismos;
se confunden los sueños, con las realidades,
nido de caricias que exita hasta Morfeo
que se rinde y nos libra a merced del deseo.
Las lenguas comulgan sus humedades,
los labios, humedos y hambrientos
ansiosos por cubrirse de sagrada espuma.
Como animales que rugen de ternura
enredamos, sincronía perfecta, quedamos unidos,
se mezclan los olores, los sabores y sentidos;
las texturas suaves, de rosados senos ergidos;
las caricias en espaldas, brillantes y enardecidas,
engranaje perfecto entre manos y muslos
se confunden hasta fundirse,
derritiéndose, de placer y agonía.
Brota el elixir del placer desesperado
como escupe un volcán en un orgasmo explosivo.
Es en la somnolencia de la madrugada
entre el instinto salvaje y la casta calma
el deseo y el sexo nos dejan,
casi despiertos, casi dormidos.
desnuda y silente, casi despierta, casi dormida;
ardiente y jugosa, entregada toda,
al placer de los espasmos,
y de la locura.
Nos guía el timón de los instintos mismos;
se confunden los sueños, con las realidades,
nido de caricias que exita hasta Morfeo
que se rinde y nos libra a merced del deseo.
Las lenguas comulgan sus humedades,
los labios, humedos y hambrientos
ansiosos por cubrirse de sagrada espuma.
Como animales que rugen de ternura
enredamos, sincronía perfecta, quedamos unidos,
se mezclan los olores, los sabores y sentidos;
las texturas suaves, de rosados senos ergidos;
las caricias en espaldas, brillantes y enardecidas,
engranaje perfecto entre manos y muslos
se confunden hasta fundirse,
derritiéndose, de placer y agonía.
Brota el elixir del placer desesperado
como escupe un volcán en un orgasmo explosivo.
Es en la somnolencia de la madrugada
entre el instinto salvaje y la casta calma
el deseo y el sexo nos dejan,
casi despiertos, casi dormidos.