viernes, 27 de diciembre de 2013

Tan solo a veces

A veces, tan solo a veces, vuelvo a montarme en la serpiente de cemento gris.
Esa que arde al atardecer, esa que parece fluir en el meridiano,
y despliego las alas, que mas dá, a veces solo me animo a volar.

Sucede que a veces, tan solo a veces, me olvido al destino y me cabalga el alma
hecha un nudo, maraña de sentimientos, que se ahoga y se resquebraja,
tan sola en medio de toda esa muchedumbre.
Fascinada por cuantas almas van surcando los caminos sin saber a donde van.
Es que a veces, tan solo a veces, me dejo llevar hasta su lecho,
donde duerme ausente y presente, tan vivo y tan yerto.
Sonriente y durmiente,  y desde la somnolencia de las rutas mi alma grita
el silencio contenido en mil suspiros que emergen y se agitan cual tornado furioso.

Otras veces, cuando absorta en pensamientos, pasivos que me inundan,
libre como gacela, surco la ruta dejando pasar cual película,
una y otra vez, árboles, y postes, pasan personas, camiones,
pasan dragones, pasan mis ángeles y mis eternos demonios.
Pasan, y los voy dejando atrás a medida que avanzo, 
en cada curva, en cada recta o loma deliniadas 
por cuerpos sin alma que dibujan bajo el sol ardiente de diciembre.

Pero a veces, unas veces más que a veces, 
vuelvo a recorrer las sendas desprovistas de señales, 
esas que olvidadas no mueren de sed en el verano, ni de frío en la crudeza de julio,
esas que me hacen comulgar conmigo, con mi más íntimo instinto,
esas que me hacen desangrar en un grito, que me desgarran en cada letra
de la palabra "libertad", esas que van en busca de cada atardecer, de un haz de vida
que al final del camino puja por florecer.

Y otras veces, las más de las veces, la cotidiana, la reirerada,
mi solitaria izquierda guía mi destino, olvidando una derecha que plácida duerme en mi regazo.
Ladeo mi cabeza, como si  tu hombro fuera un pedestal para mi cabello carmesí
y me dejo llevar por el sol que me encandila y creo divisar tu figura,
lejano y efímero, esperándome al final de la serpiente de cemento inherte.
Esa que a veces, tan solo a veces, me lleva a volar.


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