I - El susurro de los dioses: Consternación
Descuidadas palabras de un mortal, tronaron en los cielos
“no me mires así” susurró. Pero éstas, elevándose lo delataron.
La brisa se hizo viento, las nubes se opacaron
Y en un descuido del silencio los dioses se pronunciaron:
Como no ha de mirar así?!! Grito un rayo fulminante.
Acaso no es en la mirada donde puede destellar lo que siente?
No es acaso el último vínculo, mañoso, rebelde y silente,
que une por un instante, ese infinito discurso
de palabras no pronunciadas, de caricias no dadas,
de besos contenidos y suspiros sofocados.?
Como no ha de mirar así?!! Crujió un álamo al quebrarse
Si es esa la mirada, la de destellos salados, la de la luz que calma
esa que trasciende más allá de las banalidades
Si es la única que puede abrazar en la distancia.
Esa! Sí, esa, a la que nada ha de prohibirse,
pues es portadora legítima del roce suave que llega desde el alma;
Esa que sabe posarse en los ojos como el rocío,
deslizarse tibia en los labios y dibujar estelas en la frente.
No, nada ha de prohibírsele jamás!
Pues como contener las estrellas que acarician cada parte
de ese ser cuando lo mira, en tan solo un fugaz descuido.?
Como no ha de mirar así?!! Gruñó el trueno despertando.
Si ella es la que grita los silencios que mueren en los pasillos…
apaciguando caricias que fallecen incomprendidas,
muriendo de sed y de olvido, de razón y conveniencia,
estacadas a la penumbra que vehemente las castiga?
Como no ha de mirar así? Susurran consternados los dioses
Si es esa, la que en su mas transparente y sutil distancia,
confiesa incesante aquel amor que aun profesa??
II - Reconocimiento
Oh si, también he amado
Lo recuerdo perfectamente
Fue un gris día de mayo
Cuando sentí completamente
Que estaba enamorado.
Como olvidar sus ojos tibios!!
Como despojarme de sus labios
Si mis papilas aun los sienten
Endulzando mi inconciente.
Oh si, Es algo que no se olvida
aquel suave momento de luz
calma de todas las tormentas
sosiego esperado a cada cruz
fresca sombra que da la oliva.
Como no recordar aquel amor
Ese que vibró desde mi centro
Hasta dar a luz en basto clamor
El sentimiento desde adentro.
Oh si, también se que he fallado
Pues el corazón que pretendía
No era miel para una hormiga
Es triste el canto de esta elegía
Al morir el amor así, callado
III - El susurro de los dioses: La sentencia
Serán los sueños tibios nidos
Del frágil arte que le abraza
Serán los truenos el sonido
De la realidad que se colapsa.
Serán los astros los testigos
De su telón hecho lamento.
Y el silencio el cruel castigo
que le augura el firmamento.
Será un aullido el pensamiento
Y sus palabras los verdugos;
por haber dejado a los vientos
un corazón hecho mendrugos.
IV - El perdón
Aparece la piedad asida de su mano,
ofreciendo un mar de horrores;
a esos dioses que juzgan los errores
que en su paso comete el ser humano.
Don perfecto, escucha esta canción!!
Tu que no entiende de venganzas;
que impugnas toda sanción,
y del dolor cualquier andanza.
Comprensivo exime al ser humano
y le asigna suave compañera.
Que le recuerde la tristeza;
que ha causado con su mano.
La conciencia será su almohada;
en el crepúsculo; en la alborada.
Será ella quien cargue los dolores,
y el tiempo quien diluya los errores.