De seguro escapan de los sueños desteñidos,
que el tiempo esfuma en su albedrío
Prefieren perderse en rutas polvorientas
donde deambula eterno mi amigo el viento.
Juegan escondidas en los meandros de la mente,
hacen nidos en los recovecos de la fe.
Viven en ese halo de luz que el corazón alienta;
sutilmente cobijados, esperando volver.