Dádivas nos diste de infinita belleza y femineidad cegadora
aguardas paciente el despertar de tus hijos, dama acogedora.
Derramaste ríos de sonrisas verdes, siendo la entrega misma de vida;
Hoy silente digieres las infamias, a cada instante una nueva herida.
De tu vientre nació el cáncer que sin culpa ni recelo te consume.
Y nos miras con amor, ese de las madres, que de esperanza subsume.
Tu corazón, bendito sea; aun ilumina con fulgor nuestro horizonte,
Pero tu cuerpo ayer sereno, se revela al judas de tus noches.
Fue la leal misión protegerte, esa fue la primera ley ancestral
Pregnantes del progreso, desviados del camino inaugural!!
Nos hablas dócil desde tu corazón, pues hemos perdimos la fortaleza
la firmeza y la generosidad, inertes yacemos, ante tu real grandeza.
Promesas vanas de falaz mejora, elegimos errados los caminos,
la ciencia enturbió el sentido, y ya no se escuchan tus latidos.
Acaricio con tristeza tu piel lacerada; esa, que diezmamos sin sentido.
Y me arrodillo en ti suplicando, con este corazón que se ha partido.
Desgarradas las voces gritan al cielo; los que aun en ti creemos.
Perdónanos madre! …
….No sabemos lo que hacemos.