El cielo susurra mansas melodías,
de esas que no importa llegar a escuchar.
El viento trae de lejos alguna poesía…
De esas que se leen pensando en no llorar.
Mientras sueños de oro regala el perdón.
Aunque duela, aunque duela tanto, tanto.
Aunque las lagrimas se amontonen en los ojos
punzando ariscas por escapar hacia los labios.
Aunque la garganta balbucee incomprensiones,
que nadie escucha, pues afuera ladra la hipocresía .
Aunque los suspiros salgan arrítmicos y desafinados,
aunque duela tanto, la tristeza que me da sin sentido.
Escucho lo susurros de esas mansas melodías
Escucho al viento recitarme aquella poesía
Escucho al perdón tocar incesante el corazón
Y es así, Señor, “lo dicho, dicho está” y sin retornos.
Pero aunque duela tanto, sigue el camino del perdón.
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