lunes, 4 de junio de 2012

06:55


El reloj marcó la hora
y a las siete menos cinco
el día se tiño de caricias.
Dejamos de estar presos
con un desayuno de besos.
Nuestra piel mató las ansias
desatadas con ahínco,
olvidada espera de otrora.

2 comentarios:

  1. qué linda manera de empezar el día!
    :)
    Hermoso poema, el erotismo de la mañana no es la fugaz pasión sino la confirmación del amor.
    Saludos!

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