Dulces las caricias
que se duermen inocentes.
Dulces los
suspiros que me entregas insolente
al posar extasiado,
tu mejilla aquí en mi vientre.
Dulce danza
de mis yemas juguetean en tu espalda
Se pasean acogedoras
por tu placer y tu calma.
Oh! Ya no me
acaricies más, déjame liberarme
de la cárcel
que son tus manos, de tus ojos y tu piel.
Oh! Ya no me
acaricies más, deja de seducirme
al compás de
tus latidos y mi piel humedecida.
Oh! Ya no me
acaricies más, ya debo despertar.
Pues nada, amiga, si tu no quieres que te acaricie no lo haré, tú te lo pierdes, jajaja.
ResponderEliminarMi querida rita, fiel a las querencias de sus últimos poemas transciende su perenne romanticismo para pisar terrenos sembrados de la sensualidad más delicada a la vez que pasional.
Muy bello.
Besos.
jajjajaaa el humor amigo siempre viene bien.
ResponderEliminarMe alegra que te guste el poema, gracias!
Besos miles