Oh! Tus ojos ángel mío
no son hogar de las lágrimas
por más cálidas que nazcan
por más cristalinas
inocentes y puras.
Verte llorar mi ángel
mata sin piedad la esperanza.
Dejando al futuro ciego,
enterrados los sueños.
Dejando al poeta sin palabras
Y a mi alma hecha guijarros.
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