Gaviotas trasnochadas surcan los cielos;
el viento feroz espera en mi ventana
un soplo de vida que no llega.
Destellos de luna se entrelazan
jugando entre nubes ocre y rojo.
El silencio de tu alma me gobierna
Y tu rostro se difumina en mi memoria.
El sol aun dormido parece que agoniza
y mi ojos
ya no alcanzan la madrugada.
Muy buen poema, bien cerrado. Me gustó! Saludos.
ResponderEliminarGracias Marcelo, sabes? ese poema tiene un par de años, pero no lo habia publicado nunca. Son esas cosas que quedan dando vueltas inconclusas y que un día surgen, se desperesan y te llaman... jaja
EliminarAbrazo , gracias por pasar